El silencio está casi ausente en las ciudades donde la mayoría de la población mundial reside. La banda sonora de las urbes va desde los trinos de los pájaros en la mañana a los ruidos de los autos durante el día. Los ruidos de construcciones, helicópteros, aviones y todo tipo de actividad humana se mezclan en una cacofonía.
Además el avance en la tecnología acústica ha permitido la adquisición de sistemas de reproducción musical capaces de emitir sonido a muy alto volumen y que por otro lado todos usamos audífonos para tratar de crear una burbuja mental que nos aísle del barullo exterior.
Puede ser que Aldous Huxley tuviera razón cuando dijo que: “Después del silencio aquello que se acerca más a expresar lo inexpresable es la música”.
En años recientes la OMS (organización mundial de la salud), describió la contaminación sonora, como una plaga moderna, después de estudiar los efectos que el exceso de ruido tiene en la salud de las personas. Los efectos de la contaminación sonora van desde insomnio hasta problemas cardíacos, a continuación exponemos los beneficios del silencio.
Alivia la tensión
Los sonidos fuertes activan la respuesta de la amígdala del cerebro lo cual manda una señal al cuerpo para que secrete cortisol. Una hormona que los investigadores han asociado al estrés. La exposición prolongada al ruido incrementa la presión sanguínea incrementando el riesgo de sufrir un infarto. Además la tensión afecta los patrones del sueño. Por otro lado, el silencio tiene efectos opuestos, ayudando a liberar las tensiones del cuerpo y la mente
Restaura tu energía.
El exceso de estímulos a los que nos exponemos actualmente, cargan en exceso la corteza pre-frontal del cerebro, relacionada con los procesos de toma de decisiones y resolución de problemas. Como consecuencia nuestra capacidad de prestar atención se ve mermada. Es frecuente sentirnos totalmente drenados de energía, experimentando fatiga mental y dificultad para concentrarnos y generar nuevas ideas. Sin embargo, los recursos cognitivos del cerebro pueden restaurarse cuando disminuimos la cantidad de estímulos a la que nos exponemos. Tener periodos de silencio nos ayuda a aquietar la mente y las emociones.
Incrementa la creatividad.
Permanecer en silencio puede ayudar a que tu cerebro se conecte a lo que los científicos han descrito como cognición autogenerada, el cual libera a nuestra mente y la deja divagar propiciando estados de ensoñación. Lo cual es excelente para que nuestra imaginación se active y corra libre.
Aumenta tus capacidades cognitivas.
Igual que el silencio beneficia la creatividad, también nos ayuda a focalizarnos en la tarea que estemos realizando, por lo que aumenta nuestra concentración, como ya hemos dicho antes, y consecuentemente aumentan también nuestras capacidades cognitivas.
Estimula la regeneración neuronal.
Hubo un tiempo en que los científicos creían que las neuronas no se regeneraban. Sin embargo a través descubrimientos posteriores con respecto a la neuro plasticidad descubrieron que esto no era cierto. Estudios posteriores han indicado que pasar un par de horas en silencio diariamente propicia la regeneración de células en el hipocampo.
Baja tu presión sanguínea.
Cuando hablamos, nuestra presión sanguínea aumenta, lo que tampoco es demasiado beneficioso para nuestra salud. Para bajar esta presión, podemos hacer ejercicios de relajación pero también podemos tomarnos momentos de silencio al día y conseguiremos que esta presión sanguínea disminuya.
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