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Pranayama

Pranayama es, la ciencia de la respiración, el eje alrededor del cual gira la rueda de la vida.

La vida del yogui no se mide por el número de sus días, sino por el número de sus respiraciones, mientras más lentas, más respiraciones dispone a lo largo de su vida, por lo que este adopta las adecuadas pautas de la respiración rítmica, lenta y profunda. Estas pautas rítmicas fortalecen el aparato respiratorio, calman el sistema nervioso y reducen las ansias. A medida que deseos y apetencias disminuyen, la mente se libera, convirtiéndose en un vehículo apto para la concentración.

Al igual que el fuego resplandece vivamente cuando las cenizas que lo cubren son dispersadas por el viento, así también el fuego divino que reside en el interior del cuerpo brilla en toda su majestad cuando las cenizas del deseo son aventadas por la práctica del pranayama.

“El verdadero rechaca (exhalación) consiste en el vaciado total de mente de todas sus ilusiones; mientras que el verdadero puraka (inhalación) consiste en le comprensión de que “yo soy alma”. Asimismo, el verdadero kumbhaka (retención) consiste en el mantenimiento firme de esta convicción.


Tal es el auténtico “pranayama”, dice Sankaracharya.


La mente es como un carro uncido a una yugada de potentes caballos. Uno de ellos es prana (aire vital), el otro es vasana (deseo). El carro se mueve en la dirección del animal más potente. Si prevalece el aire vital, los deseos son controlados, los sentidos retenidos y a mente aquietada. Si prevalece el deseo, la respiración se descontrola y la mente se muestra agitada y descontrolada.

Así, el yogui busca el dominio de la ciencia de la respiración y, mediante su control y regulación, obtiene el control de la mente, aquietando su movimiento.


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