Los yoguis, admiten la existencia de corrientes positivas y negativas y afirman que el flujo de energía cósmica desciende del cielo hacia la tierra. Por lo tanto en la posición de pie el hombre está atravesado verticalmente de arriba hacia abajo.
En las posiciones invertidas, esta corriente obra en sentido opuesto, lo que tiene un efecto equilibrante en el ser humano.
Sarvangasana es uno de los mayores aportes que el yoga ha dejado para la humanidad.
Esta asana proporciona armonía y bienestar a todo el organismo, brindando calma para la mayoría de las dolencias.
Corrige la estática de la columna vertebral, borrando las curvaturas que le dan apariencia de S alargada. Vuelve la columna vertebral esbelta y delicada.
Debido a la presión sobre la garganta y el flujo de sangre a la zona del cuello que produce la postura, se favorece el funcionamiento de la glándula tiroides y paratiroides que regulan el metabolismo de todo el cuerpo y además equilibran a muchas otras glándulas. Personas que sufren de ahogo, palpitaciones, asma, bronquitis y otras dolencias de la garganta encuentran alivio. Se calman los nervios y los dolores de cabeza. Desaparecen los resfríos y otras afecciones nasales. Se alivia la hipertensión, la ansiedad, el nerviosismo, el insomnio y la irritación.
La inversión de la postura beneficia a los órganos abdominales que se descongestionan, liberando el estreñimiento y las toxinas. Alivia úlceras gástricas, intestinales, dolores de vientre y colitis. Está recomendada para hernia inguinal, varices, hemorroides, trastornos urinarios, menstruales y prolapsos. Es de gran aporte para casos de epilepsia, anemia y pérdida de la vitalidad.
Su práctica trae paz, felicidad, vigor, alegría de vivir.
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