¿Te ha sucedido alguna vez sentir nerviosismo, agitación, tensión?
¿Palpitaciones o sensación de presión en el pecho?
Estos son algunos de los tantos síntomas que trae la ansiedad.
Pero, ¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es básicamente un mecanismo defensivo. Es un sistema de alerta ante situaciones consideradas amenazantes. Es un mecanismo universal, se da en todas las personas, es normal, adaptativo, mejora el rendimiento y la capacidad de anticipación y respuesta. La función de la ansiedad es movilizar al organismo, mantenerlo alerta y dispuesto para intervenir frente a los riesgos y amenazas, de forma que no se produzcan o se minimicen sus consecuencias. La ansiedad, pues, nos empuja a tomar las medidas convenientes (huir, defenderse, neutralizar, afrontar, adaptarse, etc.), según el caso y la naturaleza del riesgo o del peligro. El peligro viene dado por la obstaculización de cualquier proyecto o deseo importante para nosotros, o bien por la degradación de estatus o logros ya conseguidos. El ser humano desea lo que no tiene, y quiere conservar lo que tiene.
La ansiedad pues, como mecanismo adaptativo, es buena, funcional, normal y no representa ningún problema de salud.
Sin embargo, en algunos casos, este mecanismo funciona de forma alterada, es decir, produce problemas de salud y, en lugar de ayudarnos, nos incapacita.
A grandes rasgos podemos diferenciar dos tipos de ansiedad.
La ansiedad sana, que es de corta duración, baja intensidad e implica un mecanismo natural.
La ansiedad patológica, que es de larga duración, deja de ser un mecanismo natural de defensa, posee alta intensidad y genera trastornos.
¿Cuáles son los síntomas?
Síntomas físicos son:
Taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, náuseas, vómitos, «nudo» en el estómago, alteraciones de la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, hormigueo, sensación de mareo e inestabilidad.
Síntomas mentales:
Preocupación excesiva, sentimientos de agitación, intranquilidad, dificultad para concentrarse, irritabilidad, dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido, ataques de pánico, evitar situaciones sociales y miedo irracional.
El Yoga te puede ayudar enormemente
Para quien es practicante de Yoga en forma regular, podríamos decir que es muy difícil que caiga en estado de ansiedad. Por supuesto que en estos casos es importante consultar con un medico y seguir la práctica de Yoga en forma paralela.
Como te puede ayudar el Yoga para la ansiedad
Lo más importante es la respiración. La persona con ansiedad tendrá una respiración alta y corta, acompañada de un abdomen contraído. Por lo tanto será fundamental, relajar el abdomen, y comenzar a practicar respiraciones al pecho, alargando la exhalación.
La focalización en los ejercicios de respiración será crucial, para ganar concentración e ir adquiriendo junto con las asanas, conciencia corporal.
Las asanas más recomendadas son las que trabajen a apertura del tórax, las lateralizaciones y las torsiones. El movimiento liberara endorfinas con lo cual aparecerán los sentimientos de autoestima, felicidad, seguridad, paz y equilibrio.
También es bueno practicar mediación para poder tener acceso a la mente y poder controlar los pensamientos.
Existe tambienel Yoga Nidra que es una práctica muy recomenda para la ansiedad.
Gracias por tu atención
Namaste
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